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Cómo superó Carlos Alcaraz los problemas de calambres

Carlos Alcaraz supo darle la vuelta a su rivalidad con Novak Djokovic en Wimbledon y no sufrió los calambres que le aquejaron en la final de París.

El equipo de Alcaraz ha insistido en que hizo todo lo razonablemente posible para preparar al español para ese partido.

Su fisio Juanjo Moreno coincide con Alcaraz en que los calambres se deben a un problema psíquico.

“Junto con su manager Albert Molina y Ferrero, somos las personas que más tiempo pasamos a su lado”, dijo Moreno a ATPTour.com.

“Estoy disponible para él las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año. Lo conocemos muy bien y sabemos que se hizo todo el trabajo físico.

“Éramos conscientes de que estaba listo a nivel nutricional, con todos los minerales y sales necesarios.

“Cuando te da un calambre como el que le pasó a él, hay gente que piensa que tal vez la fórmula no fue la correcta. Pero no estábamos preocupados en absoluto desde un punto de vista fisiológico.

“Entonces, el lado psicológico es muy importante. Puedo prepararle a Carlos cualquier suplemento de sal o una bebida similar para prevenir los calambres, pero es difícil entrar en su mente.

“En su rueda de prensa explicó muy bien el motivo de esos calambres, apuntando más a un problema mental que físico. Siempre se extrapola a diferentes campos, pero en este caso el factor más significativo fue el psicológico.

“Carlos es un deportista que aprende muy rápido de lo que ha pasado. Cuando terminó el partido, también hizo preguntas sobre por qué sucedió y lo hablamos como equipo.

“Se le dice cuál es el motivo, lo entiende perfectamente y aprende de la experiencia. Con esta información y con el trabajo que realiza con su psicóloga Isabel Balaguer, también miembro de su equipo, Carlos ha podido aprender y superar la situación”.

Moreno admite que estaba nervioso a medida que Alcaraz se adentraba más y más en el partido por el campeonato en Wimbledon.

“Sabíamos que era un partido con una presión similar a la de Roland Garros, o mayor, porque era la final de Wimbledon.

“Éramos conscientes de que el partido sería difícil, que Djokovic no nos lo iba a poner fácil.

“A medida que avanzaba el partido, como uno de los principales responsables de esa área, me estaba poniendo un poco nervioso pensando que los calambres podrían volver. Pero también confiaba en la capacidad de aprendizaje de Carlos.

“Yo también estaba tranquilo, en parte. Sabía que mi trabajo estaba hecho, que Carlos había tomado la misma [preparación física y nutricional] que tomó en Roland Garros y confiaba en que las cosas saldrían bien.

“Si hubiera aprendido de lo que pasó en París, como demostró, esos calambres no pasarían.

“En Roland Garros esos calambres llegaron alrededor de las dos horas de partido. En Wimbledon jugó casi cinco horas y los calambres no aparecieron. Eso demuestra que Carlos es un atleta que aprende muy rápido de sus experiencias.

“Roland Garros es un torneo muy importante para él y le exige un poco más que otros torneos, sabiendo que juegas al mejor de cinco sets.

Superó ese desafío en Wimbledon y, como dijo, el origen de esa situación fue más su sistema nervioso que fisiológico y los datos lo prueban. Ganó Wimbledon, se aferró al número 1 y lo hizo en base a la experiencia que tuvo en Roland Garros con Djokovic.

“Uno de los mantras de nuestro equipo es que no hay derrota sin aprendizajes. Carlos es uno de los mejores en eso”.

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